31.3.18

Los controles de Facebook y asociados o la esclavitud buenamente asumida, según Muñoz Molina













"Cada día, a cada momento, centenares de millones de personas regalan, con conmovedora generosidad, todos los pormenores de su vida, de sus aficiones, de sus inclinaciones, de sus manías políticas a una empresa que a cambio les provee con una réplica adaptada del mundo, o personalizada, por decirlo con la palabra inevitable, y que al mismo tiempo de confortarlos y de envolverlos en un capullo hermético de certezas compartidas más o menos tribales, los somete a una especie de radiografía íntima, como bacterias en un cultivo biológico o como esos ratones de los laboratorios que rondan por sus laberintos de cartón llevando diminutos electrodos incrustados en el cráneo", escribe Antonio Muñoz Molina en su último artículo publicado de Babelia

¿Nadie se da cuenta de cómo el individuo está vendiendo su primogenitura no ya por un plato de lentejas sino por una mirada de Narciso sobre el río? Entendamos el término primogenitura como privacidad, intimidad. Y si lo esencial, tu derecho al pudor y a lo protegido queda al descubierto y se lo regalas a quienes van a comerciar con ello ¿qué garantías te quedan de que tanto tu conciencia como tu libertad estén a salvo? Así pasan las cosas que están pasando. Que avispadas empresas -llámense Facebook o Cambridge Analytica- saben multiplicar y sacar su jugo a la información que obtienen de los usuarios, que la ceden a lo tonto. Información que posteriormente se convierte en influencia sobre masas, sobre millones de ciudadanos. Una esclavitud de nuestros tiempos no obligada, sino solicitada. Y luego no nos extrañemos que se dirija el voto, se adulteren tendencias, se despersonalice el pensamiento y salgan elegidos gobiernos bestias. A la altura en que operan esa clase de empresas no queda duda de que el poder es cada vez más único. Y más Poder. Mientras que la representación popular queda en una entelequia. Eso sí, en su nombre se justifica la barbarie.















10 comentarios:

  1. ¡Cuanto tiempo! Creo que hay mucha gente sola, gente que necesita aplausos, gente que quiere decir pero que nadie le escucha, hay gente para todo. Hay tanta gente que "centenares de millones" no utilizan las redes sociales. Un abrazuco

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    1. Cierto, Ester, bastante tiempo. A veces apetece recuperar textos y darlos a conocer, incluso ofrecer interpretaciones, ya ves. Claro que hay gente para todo, pero ya sabes que a la gente le gusta ser visto y oído, aunque ser escuchado es otro tema. Y de todo eso quien sí escucha es Gran Hermano bajo sus rostros de mercado, políticos o publicitarios. Y se está convirtiendo en un elemento de dominio terrible, con nuestro consentimiento y cooperación, por lo que parece. Y aunque haya mucha más gente en términos numéricos que no utilicen las redes no hay que olvidar que incluso con poco pero con poder se influye muchísimo. Soy favorable a los medios de comunicación actuales, técnicamente son revolucionarios, pero...cuestionan nuestra capacidad de uso, nuestro criterio ético personal, nuestro esfuerzo, que siempre es más complejo si queremos pensar con razonamiento. Las redes se prestan a lo facilón y lo líquido, mas ahí entra el criterio de cada individuo, su madurez, su personalidad. En fin, arduo tema que si por un lado nos hace creer que nos proporciona satisfacciones por el otro nos hace suyos, de los amos poderosos que están detrás. Gracias, por pasar.

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  2. Y lo "líquido" es lo último de Buman.
    Somos fáciles de amoldar, y aún más de conformar, pero cada vez estamos más alejados de los demás y de nosotros mismos.
    Lo veo en la Universidad. Periféricos de sus terminales, les denomino. Todo un compendio de cables conectados a las orejas, los dedos, los brazos, las muñecas...y pocos con un libro en la mano.
    Comprendo que carezcan de tiempo para el olor del papel.
    Salut

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    1. Me ha gustado el calificativo de periféricos de sus terminales. ¿Y los niños pequeños que van en sus sillitas y la mamá les deja un móvil para que le den a los juegos, aunque en muchos casos aún no saben hablar? ¿Cómo habría que llamarles? ¿Y a sus entregadas mamás? En fin. El olor del papel producirá rechazo en breve.

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  3. Verás cómo a partir de hoy, en la publicidad de cualquier página o blog que visites, te saltan anuncios de marcas de lentejas (o legumbres) :D

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    1. A ver, a ver, ¿por qué legumbres? (Al menos se trata de algo rico y provechoso)

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    2. Ayer, en Tot, puse un par de propagandas que he visto esta semana en Barcelona. Verdaderamente penosas. Ni los publicistas saben vender.
      Salut

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    3. Yo no les subestimaría, utilizan lenguajes sibilinos y a veces siniestros, no te fíes, no son principiantes.

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  4. Los hilvanes de la World Wide Web o la viscosidad de la tela de araña.

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    1. Sin duda, Anónimo, una viscosidad muy antropófaga. La proyección de la globalización tiene sus precios individuales.

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